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Comunicación

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Cómo comunicarte con tus hijos
según, su edad
La comunicación debe ser siempre la base para una relación venturosa, sea entre padres e hijos, entre
esposos, entre amigos, entre jefes y empleados. Si los canales de comunicación no están abiertos, entonces surgen los malos entendidos, los pleitos y rencores, los sentimientos negativos que llevan, inevitablemente, al deterioro de la relación y, con él, a su final.

Es por esto que la comunicación con tu hijo o hija es realmente el fundamento, el cimiento sobre el cual ambos van a construir un vínculo que será cada vez más fuerte entre ustedes. Comunicación genera confianza, amistad, comprensión, empatia, buen ambiente y felicidad. Siempre que dos personas pueden sentarse a dialogar

calmadamente para resolver sus diferencias, la unión entre ellas se fortalece y aprenden a conocerse y a entenderse mejor. Siempre que comparten igual sus triunfos que sus tropezones, sus tristezas que sus alegrías, sus dudas y certezas, se crea entre ellas la noción de que existe alguien en este mundo para quienes son importantes y con quien pueden confiar a ojos cerrados.

Desde luego, no es lo mismo comunicarse con un bebé que con un pequeño de tres años, con un niño de ocho o con un adolescente. Cada etapa de la vida tiene sus propios códigos y formas de entendimiento. Es por eso que hemos dividido este capítulo por edades, para que cuentes en todo momento con una guía que te permitirá transcurrir con tu hijo o hija, a través del tiempo, de su desarrollo y crecimiento, el camino hacia su madurez y tu realización como padre o madre.

Bebés

De cero a tres meses

Todos los bebés nacen con la habilidad para comunicarse; después de todo, son seres humanos en miniatura. Su forma de comunicación primaria es, desde luego, el llanto.

Aprende a escuchar a tu bebé. Pronto sabrás distinguir entre los distintos sonidos, y reconocerás
cuándo éste se debe a que tiene hambre, o frío, calor, o está molesto porque tiene el pañal húmedo.

Habrá ocasiones en que tu bebé se ponga a llorar y tú no sepas qué le pasa. No te desesperes, porque si lo haces, le transmitirás tu impaciencia y será peor.
En ocasiones, los bebés lloran cuando los estímulos que reciben del mundo exterior abruman sus
sentidos: demasiado ruido, demasiada luz, demasiados colores, mucha gente hablándoles al mismo
tiempo. Ese llanto es, a la vez, una forma de protesta y una manera en que el bebé trata de aislarse de
todos esos estímulos.

Atención si:
Tu bebé llora por un tiempo demasiado prolongado, si el llanto te suena raro, o si se asocia con
desgano, respiración agitada o anormal y falta de apetito. Consulta a tu pediatra.

El llanto no es la única forma que tienen los bebés de comunicarse. También pueden hacerlo a través del lenguaje corporal, o de pequeños sonidos.

Un bebé recién nacido puede distinguir entre la voz humana y otros sonidos. Obsérvalo y ve cómo responde a tu voz, especialmente cuando le hablas con cariño, con una sonrisa, o amorosamente. Para él o para ella, tu voz se asocia con cuidados: alimento,
calor, caricias.

Un peqneñito de 0 a tres meses puede todavía 110 coordinar la vista con el oído, pero aun cuando
mire a lo lejos, estará prestándole atención a tu voz. Quizás ajuste sutilmente la posición de su cuerpo
o la expresión de su cara, o incluso mover sus brazos y piernas mientras hablas, lo cual puede indicar
alegría.

Es durante el primer mes, dependiendo de cada niño, que quizá te dirija su primera sonrisa o incluso su primera risa o gorgoteo. Hazle muchas fiestas cuando eso suceda, para que le animes a repetirlo.
Después de todo, tenemos motivo de celebración: ¡tu bebé ha descubierto una nueva habilidad!

Empieza a comunicarte con él desde que lo tienes en tus brazos por primera vez. Habíale, sonríele, tócalo y abrázalo. Los bebés suelen conocer el mundo que los rodea a través de sus sentidos. Es muy bueno

también que le cantes, porque más tarde, él asociará tu canto con la paz y la tranquilidad. Si tú estás ahí para cantar junto a su cuna, es que todo está bien. Cuando cumpla tres meses, tu bebé se comunicará
ya a través de gestos, ruiditos y sonrisas. Habíale mucho, porque le encantará oír tu voz. Describe lo
que estás haciendo, di los nombres de los objetos cuando los tocas o se los das, comienza a enseñarle

palabras cortas.

El o ella te "hablará" mediante gorgoteos y diferentes sonidos. Si te sonríe, sonríele tú también.
Es probable que al final de esta primera etapa, tu bebé comience a imitar tus expresiones faciales, y
a comunicarse mediante movimientos conscientes de lenguaje corporal.

De cuatro a siete meses

A esta tierna edad, tu bebé deberá llorar menos y dormirá durante varias horas seguidas por la noche.
En esta etapa, escucharás sus primeras risas y gritos, así como charla incesante, incluso cuando esté solo. También comenzará a imitar los sonidos, lo cual constituye sus primeros intentos para hablar; anímale a que
lo haga; sigue hablándole y nombrando objetos, enseñándole cosas. Recuerda que el diálogo no siempre es verbal y, en el caso de los bebés, los gestos y movimientos están llenos de significado.

Tu bebé ya comenzará a distinguir los distintos
tonos: enojado, risueño, calmado, intranquilo. En
esta etapa, percibirá perfectamente tus estados de
ánimo, así como el ambiente que reina en el hogar.

Le encantará hacer juegos de imitación. Es cuando
puedes enseñarle a aplaudir, a tocarse la cabeza y
hacer "ojitos".

Quizá descubra que si llora, atrae tu atención o consigue lo que desea; esto es normal, pero no deberás alentarlo. Aveces es mejor dejarle llorar que demostrarle que el llanto es un arma de persuasión; aunque lo veas pequeño, no te equivoques: los bebés son grandes manipuladores. Si permites que este rasgo progrese, se volverá todo un chantajista sentimental, y será un niño consentido y caprichoso.

Imita los sonidos que él o ella hace, y si pronuncia una vocal, construye unapalabra con ella. Por ejemplo, si dice "a", di: "mamá".

Al enseñarle palabras, no cometas el error de decirle
"gua-gua en lugar de "perro", por ejemplo. Llama
a las cosas por su nombre; los expertos dicen que los
bebés entienden las palabras mucho antes de poder
pronunciarlas, y los buenos hábitos de pronunciación
deben inculcárselas desde el primer instante.

Cuando le hables, hazlo lentamente y pon énfasis en las palabras sueltas. Por ejemplo, di; "¿Quieres
tu pelota? Esta es tu pelota", mientras se la muestras; espera a que el bebé te dé una respuesta. Si callas después de hablar, él o ella se sentirá animado a vocalizar, y aprenderá que el hecho de conversar implica que debe esperar su turno para hablar.

De ocho a 12 meses

¡Vaya, dijo "papá o mamá" por primera vez! Tu bebé se comunicará muy bien utilizando el lenguaje gestual, pondrá más atención a las palabras, y hará grandes esfuerzos por imitarlas, así que cuidado con lo que dices.

A estas alturas, tu bebé estará familiarizado con
el concepto de "sí" y "no". Esta última es una de
las palabras más importantes en la vida de tu hijo

o hija. No la uses de más, y cuando la utilices, hazlo
firmemente,

No le mandes dobles mensajes: no le digas "no" cuando llora porque quiere una paleta, para dársela inmediatamente después. El bebé debe entender que "no" realmente significa "no", no "quizá", y
mucho menos: "te digo que no, pero si lloras o insistes un poco más, te diré que sí".

Usa mucho la música durante el primer año de tu
bebé; él o ella pronto descubrirá su propio sentido
del ritmo. Si deseas comenzar a educar su oído para
que guste de la música clásica, consigue discos que
contengan piezas especiales para bebés.

Introdúcelo al mundo de los libros. Léele en voz
alta, usando libros con grandes ilustraciones de
colores, y animándole a que pase la página por sí
mismo.

Atención si:
Tu bebé parece no responder cuando le llamas
por su nombre, o no se sobresalta con ruidos
fuertes y repentinos, consulta a tu pediatra.

Participe en activamente en el cuidado del bebé.

Participe en activamente en el cuidado del bebé.

Ninguno de los dos es una figura pasiva, sino que
cada uno hace su propia aportación física y emocional
al desarrollo del bebé. Ambos deben saber cómo cargarlo, cómo bañarlo, cómo cambiarlo y alimentarlo.

Cuando puedan, háganlo entre los dos (y disfrútenlo, no lo sufran), pero si esto no es posible, entonces altérnense para que el bebé sienta que puede contar
con ambos por igual. ¿Una ventaja extra? Esto servirá para unirlos, entre ustedes y con el bebé.

• No le envíen dobles mensajes. Y esto vale para todas las etapas de la vida de tu hijo o de tu hija. Si
uno de ustedes lo regaña y el otro lo consiente, si uno lo deja llorar y el otro lo carga, uno se volverá el ogro y el otro el héroe de la historia. Esto no es justo para nadie, y hará que el bebé crezca con un desequilibrio entre sus figuras paterna y materna, lo cual puede incidir negativamente en su desarrollo emocional. Así que pónganse de acuerdo sobre la autoridad que van a ejercer. Su bebé debe percibir los, desde el principio, como una unidad, no como dos personas que siempre están en desacuerdo.

No peleen delante de él. El bebé puede percibir
perfectamente los ambientes hostiles. Y si éstos
vienen de las dos personas que constituyen su mundo, se sentirá perdido y atemorizado, y no sabrá por qué.

Procuren entonces arreglar sus diferencias en privado, y eviten los gritos, portazos y demás, que pueden asustar al bebé y deteriorar su relación como pareja. Dos que se aman pueden siempre solucionar sus conflictos a través del diálogo, que es en realidad la única forma saludable de resolverlos.

No teman "romancear" delante de el. Las manifestaciones físicas de amor entre sus papas son
siempre tranquilizadoras para los hijos. Así que no se inhiban y bésense y abrácense delante de él si
quieren hacerlo. El bebé lo percibirá como una corriente de amor y seguridad, y se sentirá muy bien.

Siempre que puedan, llévense con ustedes al bebe. Ahora son una familia. Y aunque ustedes de-
ben darse su tiempo a solas como pareja, también deben incluir al bebé en sus actividades siempre
que sea posible. Mientras más libre se sienta y más acostumbrado esté a andar con ustedes, más fácil
será educarlo y mejor se desarrollará emocional y socialmente.

empezando a ser padres!

Cuando nace el bebé
Bueno, ya lo tienes contigo. ¡Cuánto tiempo lo esperaste! ;Cómo ansiaste tenerlo entre tus brazos!
El o ella está ahí, presente ya en tu vida y en la de tu pareja. Pero ahora... ¿que hacer con él? Este capítulo contribuirá a contestar esa pregunta, que tiene muchas

respuestas.


Aprendiendo a ser padres
Bueno, los bebés no suelen romperse, aunque hay
que tratarlos con cuidado y ayudarlos a transitar por
éste su primer año de vida, del cual dependerá su bue-
na adaptación al mundo que los rodea, en todos los
sentidos.
Una cosa importante que deben tener en cuenta es
que ustedes son el mundo completo de ese bebé. Re-
presentan su seguridad y su tranquilidad. Aunque to-
davía no entiende las palabras, percibe los tonos y es
muy sensitivo a las corrientes subyacentes de temor,
angustia, inseguridad y hostilidad. Y también, por for-
tuna, es sensible al amor que está a su alrededor.

Aquí tienen algunos buenos tips que los ayudarán
en esta primera etapa de adaptación.

Con respecto a ustedes como pareja
nuevo para los dos, y no están exentos de cometer
algunos errores. Así que sean pacientes uno con
el otro y no se reprochen mutuamente las peque-
ñas fallas que puedan tener, ni tomen actitudes
como: "¡Lo estás haciendo mal! ¡Déjame! ¡Mejor lo

hago yo porque tú no sabes!" Esto lastima y crea
rencores que pueden ser muy perjudiciales para la
relación. Por muy cansados, irritados y tensos que
puedan estar por o con respecto al bebé, no permi-
tan que eso influya en la relación de ustedes como
pareja. Ahora más que nunca, tienen que amarse y
mostrarse unidos.

Dense su propio tiempo como pareja. El bebé es
un elemento importantísimo en su vida, pero no
debe constituirse en el único propósito. Ustedes
dos ya tenían una relación, que de hecho hizo posi-
ble que ese bebe viniera al mundo. Así que no cen-
tren toda su atención en el bebé, y dense sus ratos
a solas para hablar, para salir, para hacer el amor,
para tener una vida en pareja independiente de su
vida como padres.

No se descuiden. Esto lo decimos especialmen-
te por ti como mujer. Es bastante frecuente que,
en el momento en que tiene un bebé, la mujer
vuelca todo su amor y su atención en el pequeño,
y descuida a su esposo, quien puede sentirse ais-
lado y excluido, incluso un poco celoso del nue-
vo bebé, lo que añadirá, a su ya de por sí difícil
estado emocional, la carga extra de la culpabilidad.
La misión de ustedes como pareja, por su propio bien

y por el del bebé, es seguir conquista ndose día a día,
seguir nutriendo y regando esa planta proverbial del
amor, para que no se marchite y muera. Tú debes dar
a tu esposo la misma o más atención que antes de que
el bebé naciera. Y él debe comprender que a veces
estarás muy cansada y necesitarás apapachos extra.
Si jamás, en ninguna circunstancia, se olvidan de
que se aman, la relación seguirá progresando y to-
dos podrán ser muy felices en ese hogar.

Con respecto al bebé
• No se dejen llevar por el pánico. Es bastante co-
mún que los padres primerizos estén en el terror,
comprobando a cada mi ñuto si el bebé está o no res-
pirando, llamando al pediatra a cada momento por
cualquier motivo. Platiquen con el pediatra para
que él pueda resolverles las dudas que vayan sur-
giendo y, sobre todo, tranquilícense. El bebé, que
se ve delicado, es más fuerte y saludable de lo
que piensan.

• Manéjenlo eon seguridad. Recuerden, el bebé no
es de cristal, así que al cargarlo, háganlo con segu-
ridad y firmeza, porque de otra manera el pequeño
percibirá su temor y se contagiará.